En este episodio hay una inspiración musidramática para hablar de la venganza, que no es cosa de los maravillosos seres humanos, sino de esas horribles bestias con cachos (y no nos referimos a las víctimas de infidelidad). Los filosófagos intentan, en medio de su admiración por Edson Velandia, dar una interpretación coherente -fallida, obvio- de una de sus piezas musicales. Diviértanse escuchando patinar lingüísticamente a los FILOSÓFAGOS (léase con voz carrasposa)